Lejos quedaron los momentos en los que lo llevamos todo al límite y en los que la adrenalina por un buen baile juntos era lo único que nos importaba.
Hoy que nos hemos vuelto a ver, el viento vuelve a jugar con nosotros mientras el silencio de la mañana se convierte en la sintonía perfecta para los oidos. "Tack Tack Tack", las ruedas giran y giran sobre el asfalto que se muestra benevolente al desgaste. El sol pinta con colores vivos la mañana. Y por fín volvemos a volar.
Siempre quedarán estos pequeños momentos de libertad en los que, aunque haya pasado el tiempo, el feeling con la tabla sigue permaneciendo, sabiendo que hay cosas que nunca se olvidan.
SKATE FOR LIFE
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